martes, 9 de abril de 2013

Extracto de la declaración del Doctor Alberto Neumann, ex prisionero de Pisagua


A las preguntas de US. digo que siendo Regidor de la Municipalidad de Valparaíso y medico del Hospital Deformes, fui detenido en éste último establecimiento el día 11 de Septiembre de 1973, con ocasión del golpe de Estado que se produjo ase día.
Permanecí prisionero en el buque Escuela Esmeralda de la Armada de Chile, desde el día de mí detención y hasta aproximadamente el día 16 de Septiembre de 1973, fecha en la cual fui trasladado a una bodega del buque denominado Maipo, de propiedad de la Compañía Sudamericana de Vapores.
En este último transporte de carga fui trasladado junto a centenares de otros detenidos a la localidad de Pisagua, no encontrándome en condiciones de precisar el número porque fuimos trasladados en bodegas separadas.
Llegué a Pisagua el día 18 de Septiembre de 1973 y en esa localidad fuimos llevados al presidio de dicho lugar, la Cárcel de Pisagua, y distribuidos en sus diversas celdas.
En la Cárcel de Pisagua, a nuestra llegada, ya se encontraban prisioneros provenientes de Iquique y de otros lugares de la zona Norte.
Al llegar a Pisagua la Armanda nos dejó bajo la responsabilidad del Ejército, institución que estaba al mando de la Cárcel. Debo agregar que la población penal de la Cárcel como los habitantes de Písagua habían sido evacuados, de tal forma que la totalidad de la localidad era zona militar,
... En el mencionado recinto penal, los prisioneros nos encontrábamos hacinados, porque el espacio físico era insuficiente para ello.
Permanecí privado de libertad en ese lugar hasta fines del mes de Octubre del año 1973, época en la cual fui trasladado en conjunto con un grupo de 3 detenidos a Valparaíso. Debo agregar que este grupo estaba compuesto de 3 médicos que éramos de Valparaíso. En el último período de permanencia en Pisagua, los médicos fuimos instalados en celdas separadas del resto de los prisioneros y estabamos encargados de la atención médica de los presos políticos, utilizando la oficina de la enfermería de la Cárcel para tales efectos.
El día 29 de Septiembre de 1973 a la hora de almuerzo en el momento en que los presos salíamos al patio de la Cárcel a comer, el jefe militar del centro de detenidos Teniente Coronel Ramón Larraín Larraín, se dirigió a nosotros diciéndonos que llegarían más presos, porque no se escaparía ninguno, refiriéndose a militantes o personas de izquierda y que para ello era necesario hacer algunos trabajos de carpintería y otros similares, solicitando voluntarios entre los presos para hacer esas tareas. Se ofrecieron muchos voluntarios, porque para los presos poder hacer algún trabajo era un alivio a las inhumanas condiciones en que estábamos. Entonces el Teniente Coronel Larraín escogió a seis: Marcelo Guzmán, Nolberto Cañas, Michael Nash, Juan Calderón, Luis Lizardi y Juan Jíménez. Los seis prisioneros mencionadas eran de acá del Norte y habían sido detenidos por el Ejército.
Esa noche el Comandante Larraín nos informó que los 6 prisioneros mencionados habían tratado de escapar y como consecuencia de ello se les habían dado muerte. Agregó que el detenido Michael Nash fue él que logró llegar más lejos, lo que Larraín atribuya al hecho de que Nash tenía preparación militar por cuanto este preso estaba haciendo su servicio militar en Iquique y había sido detenido, según el mismo Nash, me relató en una oportunidad en que compartimos celda, por haberse negado a participar en el golpe militar. A comienzos del mes de Octubre, llegó a Pisagua un grupo perteneciente a la Armada el cual procedió a interrogar a todos los presos provenientes de Valparaíso. La llegada de esta comitiva nos fue anunciada por los propios militares, quienes nos había informado que llegaría un grupo de Valparaíso que tenía entrenamiento militar especial poder matar un animal según nos decían durante todo el período de tortura psicológica.
Finalmente llegó este grupo y por grupos nos fueron sacando desde la Cárcel con la vista vendada a un lugar que estaba a algunas cuadras de allí, el cual no puedo precisar porque éramos conducidos como ya indiqué, con nuestros ojos vendados. El trato recibido de estos efectivos de la Armada era muy duro, desde amenazas, golpes, culatazos, insultos y otros similares, hasta la aplicación de torturas con electricidad durante los interrogatorios.
Los médicos que estabamos detenidos pudimos comprobar personalmente este hecho, no sólo por haberlo vivido personalmente al igual que el resto de los detenidos sino que además, porque nos correspondía examinar y tratar de aliviar a las personas que regresaban de estos interrogatorios.
El día 10 de Octubre de 1973, el Comandante Larraín dijo que me prepare porque al día siguiente tenía una misión especial en la que tenía que participar y debía estar temprano preparado. El día 11 de Octubre desperté temprano y fui subido a un Jeep en él cual también iba el Comandante Larraín, más otros vehículos similares. Hasta ese momento yo ignoraba por completo a que lugar íbamos ni a que misión especial de acuerdo a las palabras del comandante Larraín.
Llegamos al costado del cementerio antiguo de Pisagua, entre este Cementerio y el mar; en ese lugar se encontraba casi la totalidad de la oficialidad del Ejército que estaba en Pisagua, más suboficiales y clases, quienes estaban formados como en una ceremonia militar regular.
Los suboficiales estaban armados can fusiles automáticos; además había un pelotón de conscriptos situados como pelotón de fusilamiento con algunos de pie y otros hincados delante de ellos, también estaban armados con fusiles automáticos.
Pude observar que los militares estaban situados al lado de una zanja o excavación que recién se había hecho de unos 15 metros de largo por 2 metros de ancho, en cuyo fondo se encontraban colocados uno al lado de otros 6 cadáveres envueltos en sacos. Uno de los oficiales me comunicó que esos cadáveres eran las personas que el día 29 de Septiembre de1973 habían tratado de escapar, conforme la versión entregada y ya referida anteriormente.
También se encontraba presente el Capellán de Pisagua, de apellido Murillo, quien se encontraba muy compungido.
Fui informado por el Comandante Larraín que eran los presos cuales, según me dijo, habían sido condenados por un Consejo de Guerra.
No recuerdo en este momento el nombre del oficial que mandaba el pelotón de fusilamiento, Iba a efectuar un fusilamiento de algunos prisioneros, los cuales, según me dijo, habían sido condenados por un Consejo de Guerra.
Posteriormente el comandante Larraín hizo un discurso dirigido a los militares, especialmente al pelotón de fusilamiento; a todo esto los prisioneros aún no llegaban en esos momentos. Todo esto con el fin de darles fuerzas para que cometieran el crimen, diciendo que estaban limpiando a la patria de sus malos elementos, refiriéndose en términos injuriosos a los presos que serían fusilados.
Debo agregar que los suboficiales estaban situados perpendicular a los soldados que formaban el pelotón de fusilamiento, también armados, lo cual constituía una verdadera presión sobre los mismos soldados que serían fusilados.
Lo que siguió a continuaci6n se hizo todo en silencio sin voces de mando; los prisioneros llegaron caminando hasta el lugar, primeros tres los que venían vendados y fueron situados frente al pelotón, uno al lado del otro separados por unos 2 metros entre cada uno. Un oficial dio la señal de disparar con la mano y entonces el pelotón compuesto por 12 hombres disparó, cayendo muertos estos 3 prisioneros.
Tengo la impresión que los fusilados ignoraban lo que ocurriría, porque no los vi en actitud de tener noticias de lo que ocurriría, manteniéndose muy serenos.
En esos momentos el Comandante Larraín me dijo que yo debía verificar la muerte de los fusilados, lo que yo hice constatando su muerte, con la excepción de uno de ellos, por lo cual el ofícial procedió a darle el llamado "tiro de gracia" con un fusil.
Los cadáveres de estas tres personas fueron envueltas en sacos de arpillera....
Los mismos hechos se repitieron con otros dos prisioneros, los cuales fueron fusilados en la mismas circunstancias.
Debo agregar que en el caso de Humberto Lizardi, la venda que tenía puesta en su vista se los soltó en el momento de los disparos, circunstancia que menciono a fin de confirmar el personal conocimiento que tengo de estos hechos.
Los nombres de las personas fusiladas, son las siguientes: Juan Valencia, Humberto Lizardi, Mario Morris, José Córdova y Julio Cabezas.
No recuerdo en este momento el nombre del oficial que mandaba el pelotón de fusilamiento, pero era el segundo hombre en jerarquía después del Comandante Larraín.
Terminado el fusilamiento, fui llevado de regreso a la Cárcel, de tal suerte que no vi el momento en el cual se tapó la zanja con tierra.
Debo precisar que la zanja en la cual fueron enterrados los cadáveres está situada al costado Poniente del Cementerio, lado que da hacia el mar, en un sector que tiene desniveles, bajando en altura a medida que se acerca al mar.
La zanja en su largo va de oriente a poniente en aproximadamente 15 metros, a unos 20 metros de distancia de la muralla del cementerio que mira hacia la cota y, en su ancho, sur a norte en unos dos metros, aproximadamente a unos 50 x 60 metros del término de la aludida muralla por el lado sur.
Debo agregar que la persona a la cual el oficial le dio el tiro de gracia fue a Juan Valencia, a quien conocí en Pisagua, de tal forma que lo ubicaba perfectamente.
Debo agregar que a Lizardi también lo conocí en Pisagua y por ello lo identificaba perfectamente al igual que a Julio Cabezas, de quien yo sabía era abogado.
Respecto a Mario Morris, debo decir que yo lo conocía desde Valparaíso, al igual que a toda su familia de la que soy amigo y me consta que él estaba en el primer grupo de tres fusilados.


HASTA LA VICTORIA SIEMPRE COMPAÑERO!