viernes, 27 de septiembre de 2013

Cuando te vi con el traje de palo

Cuando nos vimos en el centro nunca pensé que te iba a perder, cuando te manchaste el chaleco azul con café helado -grotescamente- pensé que te vería otra vez y me dirías -la lavadora hizo lo suyo-.
Cuando te vi así más pálida que nunca y atrapada en un sueño eterno más la gente que lloraba alrededor más los que gritaban contra nosotros -que te habíamos matado- me sentí como un cabro chico en medio de una discusión de sus padres.
Ahora que entiendo hartas cosas y me veo donde antes tu pasabas tus días haciendo la grandeza de tu vida creo fervientemente que ambas juntitas codo a codo tendríamos grandes avances en los proyectos y un sin fin de cosas por hacer. Con lo fuerte de nuestra risa, con lo duro de nuestra discusión y con el amor revolucionario que nos caracteriza.
Te extraño, me bajo, me pongo triste, me deshago en un mar de lágrimas..... me seco la cara, me paro, agito la cabeza y continuo el día que ya termina. 

Pero descuida que yo no tengo miedo.