Un catorce de Marzo de dos mil nueve agarre mis pilchas y mis sentimiento y me los lleve de un lugar que nunca más pisé y dejé personas a las que jamás volví a ver ni a hablar, ni siquiera a reconocer en la calle. Es la única vez en mi corta vida en la que he tomado una decisión tan tajante he irrevocable -también, es la decisión mejor tomada de mi vida-. "Irse para no volver", como de novela. Hace un tiempo me pregunté ¿es tan así? y me respondí -freak- al intentar recordar la cara de uno de ellos, no pude, aún no puedo.
Conclusión: Si se tiene la verdadera certeza y convicción de olvidar, se logra.
Anoche, después de una breve -larga- conversación con un cigarro y mi almohada decidí que lo haré otra vez. En tres años más les cuento como fue.
Otro dato curioso, es la primera vez que escribo sobre esto y la segunda vez que lo hablo.
Level: Aprendiz de la derivada.
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