Que no me se me olvide el brillo de tus ojos en la oscuridad inmensa, tú, con tus ojos como metal. El sabor intenso de la boca que me roba el suspiro y la nariz que me siente el perfume de cada semana. Tus manos, que muy audaces son con mi cuerpo, ojalá no me soltaran.
Ardiente paciencia de verte cruzar el umbral con ganas de sacarme la ropa; agradable sorpresa de tu ánimo de enseñar y disfrutar... y las gracias de regalarme una sonrisa cuando me ves pasar sin siquiera reparar en que si me voy a quedar.
Que no se me olvide ser para siempre el metal que nunca -pero nunca- tú falta me quite la densidad de amar(te).
Instrúyanse, porque necesitaremos toda nuestra inteligencia. Conmuévase, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo. Organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza.
domingo, 30 de junio de 2013
Peso específico
En fin
dosmiltrece,
metalúrgica
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Demuestrese tan como es